Introducción
Durante un largo periodo de la historia de la Tierra, los dos continentes americanos se encontraban separados por un gran canal. Inconexos y con historias diferentes. Hoy en día, todos conocemos Panamá por su famoso canal artificial. Esa gran obra titánica que permitió reducir el tiempo de navegación de marineros y comerciantes, conectando dos grandes mares como el Atlántico y el Pacífico.
Panamá y la biogeografía americana
Históricamente, Panamá ha sido siempre un lugar de grandes uniones, funcionando como nexo entre diferentes territorios, fundiendo culturas y consolidándose como punto de encuentro entre poblaciones. Para Simón Bolívar, Panamá se encontraba en la mejor ubicación posible, llegando a decir:
«Parece que si el mundo hubiese de elegir su capital, el Istmo de Panamá sería señalado para este augusto destino, colocado, como está, en el centro del globo, viendo por una parte el Asia, y por la otra el Africa y la Europa.»
Simón Bolívar
La ubicación única en el globo dota a esta región de una gran importancia, adquiriendo gran protagonismo en el desarrollo de la vida. Sin embargo, la historia de Panamá, fue protagonista por sí misma mucho antes de que la presencia humana entrara en escena.
Hoy, vamos a descubrir la biogeografía de las Américas.
¿Qué sucedió?
Nos remontamos 2,8 millones de años. Por aquel entonces, los homíninos estaban tratando de sobrevivir en África y el género Homo se acaba de diferenciar del Autralopitechus. Los Homo, posteriormente, se expandirían y colonizarían el resto del mundo. En otro lugar del planeta, como si de un universo paralelo se tratase, se acaba de producir uno de los grandes eventos geológicos. Lo que podía entenderse como un abrir y cerrar de ojos en tiempo geológico, resultaría en uno de los mayores sucesos geológicos de relevancia para comprender la distribución de la vida actual.
Acostumbrados a visualizar todo con una visión antropocéntrica, resulta difícil no perderse la mitad de la historia. Hoy, no os quiero contar cómo los humanos tomaron América. Hoy os voy a contar por qué hay pumas en Sudamérica y no hay perezosos en Norteamérica.
Contexto geoclimático
Hace 15 millones de años, la tectónica de placas difería de la actualidad. La placa del Pacífico se vio obligada a deslizarse debajo de la placa del Caribe, provocando la creación de islas volcánicas en un primer momento, y unos millones de años más tarde, la elevación de algunas zonas sobre el nivel del mar. Por mera deriva continental y por “casualidad” acabó emergiendo en el punto que uniría las dos Américas.
Con la formación de este accidente geológico, gran parte del planeta tuvo que reajustarse a la nueva conformación. La barrera que supuso la formación del istmo produjo un cambio en las corrientes oceánicas que sucedían entre el Pacífico y el Atlántico, obligándolas a buscar nuevas rutas por las que transcurrir.
La corriente que provenía del océano Atlántico se desvió hacia el norte de Europa, aportando aguas cálidas del caribe a estas regiones, la hoy llamada corriente del Golfo. Esta vertiente, acostumbrada a corrientes ricas en nutrientes y unas redes tróficas basadas en materia en suspensión, pasaba ahora a ser una zona de aguas claras y poco productivas. Al otro lado, en el Pacífico, el agua se volvió más salada, contribuyendo así a la formación de corrientes termohalinas. Estas corrientes propiciadas por los cambios en la salinidad llegaron a tener una repercusión mundial. En el presente, regulan nuestros climas y precipitaciones, llegando a determinar la flora y el paisaje en el que vivimos.
Biota marina
Para la vida marina, la formación del istmo de Panamá no supuso un puente, si no una barrera extremadamente sólida. Como consecuencia de este aislamiento, en ambos lados del istmo, se indujo la formación de nuevas especies.
Basándonos en los registros fósiles de diferentes especies, se puede estimar a partir de cuándo se incomunicaron ambos lados del istmo. Las comunidades de cocolitóforos fueron similares entre los sitios del Pacífico oriental y el sur del Caribe hasta entre 3.65 y 2.76 Ma. Posteriormente divergieron cuando el Arco de Panamá cortó el flujo de agua superficial entre los océanos.
Del mismo modo, si se analiza la biodiversidad a nivel genético en los dos océanos que se sitúan a cada lado de Panamá, comparando su nivel de parentesco de las especies actuales, se obtienen datos concluyentes. Durante extensos periodos de tiempo, estas dos enormes masas de agua se mantuvieron en contacto a través de un canal natural, que permitía tanto el paso de las corrientes como el cruce entre los individuos marinos.
Gran Intercambio Biótico Americano
Con la aparición del Istmo de Panamá, se produjo un hito histórico en la distribución de los mamíferos terrestres, principalmente.
Ahora las diferentes especies de Norte y Sudamérica podían migrar hacia el otro continente, teniendo así la posibilidad de encontrar nuevos nichos que ocupar, por lo que se conoce el evento como El Gran Intercambio Biótico Americano (GABI por sus siglas en inglés).
Sin embargo, la aparición de este puente terrestre, no debió ser suficiente para que el gran intercambio americano se produjera. Las condiciones climáticas debían ser favorables para la dispersión de animales.
En aquel período, Panamá tenía unas condiciones diferentes a las de selva tropical, siendo un ambiente más árido y más parecido al de una sabana. Este bioma permitía el paso de una manera más facilitada que con grandes densidades de vegetación, como las de los bosques tropicales.
Hielo y frío
Simultáneamente se estaba produciendo otro acontecimiento de relevancia. La glaciación. Los casquetes polares incorporaron grandes cantidades de agua en sus cuerpos de hielo y se redujo el nivel del mar en aproximadamente 100m, ampliando la superficie de tierra sobre el nivel del mar. Las condiciones, ahora sí, eran favorables para que las especies alcanzaran el nuevo continente.
Fue este cúmulo de condiciones geoclimáticas que aseguró la expansión de las especies. Gracias a la formación de Panamá, organismos procedentes de Asia podían ahora alcanzar Sudamérica si eran capaces de sobrevivir a las condiciones adversas que suponía atravesar el congelado estrecho de Bering. De este modo, Bering actuó como un filtro, y sólo especies preparadas a climas extremadamente fríos como los mamuts, bisontes, cabras de montaña o cérvidos, consiguieron colonizar America del Norte.
Desde Sudamérica emigraron animales como los Toxodontes (parecidos a los rinocerontes), Opossums, capibaras, armadillos e incluso aves gigantes carnívoras (Terror bird).
Generalmente, los mamíferos de Sudamérica eran marsupiales. Las especies inmigrantes de Norteamérica se componía de una gran variedad, como los antecesores de caballos, la familia de los camellos y ciervos.
En un primer momento el balance de especies y la supervivencia de ambas partes fue bastante equitativo, pero después, la fauna de Sudamérica comenzó a sufrir un declive. Esto se debió en gran parte que la fauna sudamericana no estaba adaptada a depredadores tan competitivos como los que provenían del norte, osos, cánidos, felinos. Aquellos organismos procedentes de Asia y Norteamérica llevaban millones de años compitiendo con otras especies y con una gran presión de selección, mientras que Sudamérica había permanecido como una isla continente aislada.
Por tanto, Panamá, fue testigo del encuentro entre miles de especies provenientes de las diferentes faunas americanas en un evento conocido como El Gran Intercambio Biótico Americano, donde se produjo una colisión faunística. Dos continentes que llevaban millones de años sin tener contacto, aislados y en los cuales los organismos habían evolucionado independientemente, sus habitantes se enfrentaban ahora por la disponibilidad de recursos y territorio. Finalmente, la selección natural favorecería aquellos organismos mejor preparados y acabaría siendo causa de extinción para muchos otros, como los Megatéridos, conocidos como los perezosos gigantes de Sudamerica.
Presencia humana
Para explicar de una manera completa la biogeografía de la zona se deben tener en consideración dos grandes eventos. El primero, ya mencionado, la formación del istmo de Panamá, el segundo evento, la especie humana. Con las características actuales de los humanos modernos, nuestros ancestros cruzaron desde Siberia a Alaska hace tan solo 20.000 años y hace 12.000 años se consiguieron asentar en regiones de Panamá, permitiendo la expansión en los siguientes milenios.
Caza y competencia
La presencia humana comportó consigo una gran extinción de la fauna, tanto en Norteamérica como Sudamérica. Se produjo una erradicación de prácticamente todas las especies de mamíferos que superaban un peso de 400kg de los continentes que colonizaba la especie humana, y en el caso de las dos Américas, incluso aquellos mamíferos con un peso mayor a 44kg. Las causas se relacionan mayoritariamente con actividades de cacería o eliminación de competencia.
Agricultura
Sin embargo, estas desapariciones no fueron solo consecuencias de la eliminación directa de la fauna. Los humanos comenzaron a cultivar en las tierras de sabana de Panamá, donde predominaba una vegetación seca, pero que con terrenos productivos, permitía el cultivo de variedades de maíz tolerantes a estas condiciones. A causa de ello se comenzó a hacer hueco mediante la deforestación para los cultivos de maíz y por tanto la destrucción del bosque de las que muchas especies dependían. Posteriormente aparecieron variedades de maíz que toleraban condiciones más frías lo que permitió llevar los cultivos a mayores altitudes.
Cuando los invasores Europeos consiguieron llegar, en el lado Pacífico de Panamá, el paisaje había sido tan simplificado, que la mayoría de personas solo podían obtener proteína animal de la cacería de especies de campo abierto como los ciervos de cola blanca.
No obstante, la pandemia que conllevó la invasión por parte de los europeos provocó una reducción de la población indígena en un 90%, permitiendo a las zonas más frondosas a recuperar terreno y por tanto a una reforestación notable en unos pocos años.
A pesar de la recuperación, a mediados de los años 50, comenzó una enorme campaña de deforestación que mermó las comunidades vegetales, y que hoy sigue vigente, reduciéndolas a tan solo el espacio confinado para parques y reservas naturales.
Conclusiones
La formación del Istmo de Panamá tuvo una repercusión trascendental a escala global y es vital comprender el rol que jugó para “contextualizarse” en cualquier tipo de estudio biogeográfico. Con una reconfiguración en las corrientes oceánicas, paisajes de lugares muy distintos a Panamá se vieron obligados a cambiar. La invasión recíproca de la fauna y flora de ambos continentes americanos indujo la transformación de los ecosistemas terrestres casi en su totalidad. Para aquellos acuáticos, el accidente geológico aisló poblaciones, favoreciendo la diversificación y especiación. Con la aparición de Panamá, faunas muy diversas se tuvieron que medir, dando como resultado la imposición de la fauna Norteamericana, tanto por su elevada competitividad efectiva, como por las oleadas de fauna asiáticas que alcanzaban Norteamerica cada vez que se congelaba el estrecho de Bering.
Sin embargo, la aparición de Homo sapiens sapiens en torno a 10.000 años A.C. provocó la llamada “extinción de la megafauna”, erradicando a las especies de mamíferos que superaban cierta masa allí donde llegaban. Con la importación de la agricultura, la transformación del bosque tropical se vio acelerada y la sobreexplotación acabó amenazando tanto a la integridad de los ecosistemas como a las especies endémicas.
Por tanto, Panamá, realmente fue un lugar de encuentros, pero también de grandes desencuentros. Fue al mismo tiempo, un puente tendido y una barrera infranqueable. Actuó como filtro y evolucionó con sus habitantes.
Y esto NO es todo amig@s…!
La historia de Panamá es fascinante, y sin duda éste documento podría extenderse mucho más. No obstante, aunque breve, espero que por lo menos haya servido para ampliaros un poco el marco general de la distribución de la vida. Por todo esto y mucho más, le debemos a Panamá, al menos, una entrada en lacafedebio.com