¿Qué es la biodiversidad?
Son muchas las veces que escuchamos esta curiosa palabra como solución medioambiental y reclamo dentro del ecoturismo, a veces bajo el nombre de diversidad biológica. Costa Rica, por ejemplo, ha conseguido utilizar su biodiversidad como la principal atracción turística del país. Pero si te preguntara, es probable que te tome un tiempo pensar una respuesta sobre para qué sirve la biodiversidad. Solemos asumir desde el primer instante que se trata de algo bueno, que tiene efectos positivos sobre el ecosistema. Pero… ¿qué es realmente y por qué es importante la biodiversidad?
¡Vamos a resolverlo en esta sección del blog!
Significado de biodiversidad
Comenzaremos con la primera de las preguntas. ¿Realmente entendemos lo que representa la biodiversidad?¿Cuál es su función? Este término ha poseído diferentes definiciones, y como es natural, también ha evolucionando a lo largo de su historia. Actualmente, una de las más aceptadas es la de la Convención de la Diversidad Biológica (CBD) en 1992:
“la variabilidad entre los organismos vivos de cualquier origen, incluidos, entre otros, los ecosistemas terrestres, marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte; esto incluye la diversidad dentro de las especies, entre especies y de ecosistemas”.
CBD, 1992.
Esta definición subraya la importancia de la variabilidad como pieza clave, además de que nos sitúa diferentes rangos en los que podríamos encontrar esta variabilidad. Pero no os voy a engañar, para mí esta definición es un tanto confusa. Para los no tan versados en este mundo lleno de tecnicismos y que preferimos unas definiciones más comprensibles desde un primer momento me parece más ilustrativa la definición dada por Gaston y Spicer en 2004:
“Variación de la vida en todos los niveles de organización biológica”
Gaston y Spicer, 2004
Con estas simples palabras dejaron claro que cualquier forma de variación que pudiera haber entre cualquier tipo de organismos, desde escala molecular hasta escala ecosistémica pasando por su función ecológica, podía considerarse como diversidad biológica. Es decir, cualquier cosa que sea diferente entre dos organismos, ya sean genes o el hábitat.
La importancia de los nichos ecológicos
Vale, ¿y qué? ¿Qué más da que haya un único tipo de rapaz o mil? Bueno, lo primero de todo queridos amigos y amigas, no hay dos animales que coexistan en el mismo lugar y línea temporal que tengan exactamente la misma función. Déjame ilustrarte con un simple ejemplo. Tal vez, en nuestro sistema económico, la competencia sea vista como un factor que induce al progreso, a la innovación. Y no falta razón. La única solución para quitarse el peso de la competencia es tener nuevas ideas, crear nuevos productos o centrarse en otro público objetivo. Sin embargo, las estrategias de copia y pega como observamos con Burger King y McDonald’s o Pepsi y Coca-Cola acaban beneficiando a ambas, por extraño que parezca.
No obstante, en la naturaleza la competencia mata. Si dos rapaces sólo comen un mismo tipo de animal, lo apuestan todo al rojo. Si ninguno de los dos organismos cede y diversifica su dieta añadiendo otro tipo de roedores, por ejemplo, es muy probable que la competencia acabe con ambas especies de rapaces. Por lo tanto, es posible que compartan gran parte de sus funciones y que tengan una dieta muy similar, pero siempre que sea posible intentarán que estas funciones y este modo de vida solapantes se separen lo máximo posible. Esta función que desempeñan es lo que se conoce como nicho ecológico, la función que ocupan en el ecosistema y las diferentes interacciones con su entorno.
Pero volvamos a la biodiversidad. ¿Qué valor tiene que haya diferentes tipos de mosca si con una que nos moleste ya nos va bien?
¿Qué importancia tiene la biodiversidad?
Realmente se puede analizar desde dos perspectivas. Por una parte, tendríamos el valor intrínseco de la biodiversidad y por otra el valor instrumental.
- El valor intrínseco de la biodiversidad podría considerarse como cualquier tipo de herencia cultural o artística, como reliquias del pasado, que, aunque no tienen valor por sí mismas en la actualidad, su trazado histórico les ha dotado de cierto valor cultural y que independientemente de su función actual merece la pena conservar, como Stonehenge o las pirámides de Giza. Esta perspectiva se puede aplicar del mismo modo a la historia evolutiva. Todos los organismos han tenido una trayectoria evolutiva única que los dota de un valor intrínseco simplemente por el hecho de existir en la actualidad.
Aunque seamos sinceros, lo mismo nos daría que existiera un planeta a años luz repleto de monumentos y especies alienígenas fascinantes si de ningún modo podemos estudiarlas, tocarlas u obtener beneficio de ellas, aunque sea conocimiento personal.
Por lo tanto, aquí es donde entra la chicha del asunto.
- El valor instrumental de la biodiversidad. Se trata de un: qué beneficios podemos sacar nosotros, como especie, del resto de organismos. Esta es una visión antropocéntrica, pero más realista y funcional. En esta valoración de la biodiversidad se listan los beneficios que podemos obtener de un mundo con alta diversidad biológica como obtención de recursos, regulación del clima, degradación de contaminantes, reciclaje de materia orgánica, conocimientos científicos y educativos, culturales o espirituales. Este valor instrumental nos permite extraer recursos y servicios del medio natural, que de cualquier otro modo tendría un elevado coste si corriera a cuenta del ser humano.
¿Para qué sirve la biodiversidad?
¿Pero qué rol juega la biodiversidad en este valor instrumental que podemos obtener de la naturaleza? Debemos comprender que la biodiversidad y los ecosistemas tienen una configuración en forma de red más que en forma de pirámide, y que, aunque puede que haya algunas especies con nichos solapantes, todas juegan un papel único en este gran teatro.
El hecho de que tenga una estructura mallar hace que cada nodo esté conectado con otros diferentes, y estos otros nodos a su vez con otros. De modo que, si algún nodo se viera perjudicado, el resto de nodos, aunque tal vez de manera debilitada, seguirían existiendo. ¿Y cómo aumentamos la estabilidad de esta red? Haciéndola más compleja añadiendo más nodos. Es ilustrativo compararlo literalmente con una red de pesca. Cuantos más nodos tenga nuestra red, cuanto más grande sea, menor será el impacto de que se rompa alguno, ¿verdad que sí? La única diferencia, es que la red de pesca es algo inmóvil y la red ecosistémica es dinámica y flexible.
Resiliencia
La biodiversidad otorga resiliencia a los sistemas, la capacidad de resistir a diferentes perturbaciones y volver a su estado original. Permite aumentar las interacciones entre los organismos y si en algún momento un punto fallase, alguna especie con un nicho similar podría suplir su función mientras que el resto de nodos siguen intactos e interaccionando entre ellos. Recuerdo que esta biodiversidad se preserva básicamente por motivos antropocéntricos, ya que somos nosotros los que necesitamos sistemas estables, resistentes y resilientes de los que seguir extrayendo recursos.
Conocer cómo funcionan los ecosistemas y descubrir el papel de la biodiversidad es lo que ha hecho al ser humano desarrollar una estrategia que no se ve en ningún otro animal: la sostenibilidad. Somos conscientes de que nuestros recursos son limitados. Gracias a nuestra capacidad de planificación a largo plazo y nuestra comprensión de los ecosistemas hemos desarrollado estrategias y modelos de consumo basados en la sostenibilidad que no se ven en otros organismos.
No obstante, aún estamos lejos de la “sostenibilidad de rebaño”, en donde todo el mundo comprenda la importancia de la planificación y gestión de recursos, necesarias para garantizar que podamos obtener beneficios de la naturaleza en el futuro.
Algunos datos sobre la biodiversidad
¿Aún no te he convencido de que la biodiversidad es buena para todos? Bueno, pues te pondré un experimento como ejemplo. En un artículo de investigación publicado en la revista Science en 2001, David Tilman y su equipo realizaron un experimento para evaluar los efectos de la diversidad sobre la productividad: “Diversity and Productivity in a Long-Term Grassland Experiment”. En este esclarecedor experimento, que duró siete años, estudiaron la productividad de diferentes parcelas de cultivo según el número de especies. Los resultados, mejor que los veáis con vuestros propios ojos.

Los resultados mostraron que cuando había más especies en la parcela, había una mayor producción de biomasa y un mayor secuestro de carbono, demostrando que una mezcla de especies podía producir una mayor cantidad de biomasa que los monocultivos.
“Pero si no existieran especies como el pangolín no se transmitiría el coronavirus, la biodiversidad no mola, tío.”
Pues también tengo biodiversidad para ustedes.
Coronavirus SARS-cov-2 y biodiversidad
La creación de cortafuegos en los montes y el desbroce de los campos son técnicas muy útiles y eficaces para aislar y prevenir la propagación del fuego. De la misma manera, la biodiversidad actúa como cortafuegos en la expansión de las enfermedades contagiosas, y esto, se lo debemos al efecto de la dilución.
Una de las principales causas de la transmisión del SARS-Cov-2 ha sido el gran reservorio para el virus que suponían las poblaciones de murciélago de herradura (familia Rhinolophidae), y que el virus se ha podido propagar y mantener debido a la gran similitud biológica entre estos organismos hospedadores.
En 2007 se publicó un artículo en el que, precisamente, se alertaba del peligro que suponían estas poblaciones de murciélago para una futura pandemia.
«La presencia de un gran reservorio de virus similares al SARS-CoV en los murciélagos de herradura, junto con la cultura de comer mamíferos exóticos en el sur de China, es una bomba de tiempo».
Como bien alertaron en 2007, era cuestión de tiempo que el coronavirus encontrara otro animal vector capaz de transmitir el virus a los seres humanos, y lo ha hecho.
Señuelos que salvan vidas
En diversas regiones de África se ha colocado el ganado en posiciones estratégicas para evitar que se transmita la malaria a los humanos. Esto logra desviar la “atención” de los mosquitos transmisores de la enfermedad hacia el propio ganado. En muchas ocasiones, el ganado es un callejón sin salida para el parásito. Una vez infectado, no se puede propagar más ni infectar a ningún otro organismo. De esta forma se diluye la presencia humana con el ganado y permite reducir el número de infecciones en humanos.
No obstante, la dilución no es únicamente esto. Un estudio realizado por Johnson y Thieltges en 2010 examinó la hipótesis del efecto dilución e identificaron diversos mecanismos y beneficios de la biodiversidad que podían contribuir a minimizar el riesgo de infección, entre ellos: reducciones en los encuentros entre el huésped y el parásito, reducciones en la transmisión (después de un encuentro), mayor recuperación del huésped de la infección, aumento de la mortalidad en los huéspedes infectados y disminución de la densidad de los huéspedes susceptibles.
Garrapatas y bacterias
Un ejemplo que podemos comprender fácilmente. En un entorno con alta diversidad específica, las garrapatas obtienen más alimento de sangre de huéspedes que tienen pocas probabilidades de estar infectados por la bacteria Borrelia burgdorferi, el patógeno causante de la enfermedad de Lyme. Comunidades ricas en diversidad son capaces de albergar más especies de baja competencia o de poca utilidad para el organismo infeccioso, lo que reduce la probabilidad de infección en el organismo objetivo.

Es muy fácil jugar a ser el capitán a posteriori, pero no es ilógico afirmar lo siguiente. Una mayor diversidad entre las poblaciones de murciélago y una mayor variedad de especies en el lugar de origen del virus podrían haber reducido las probabilidades de contagio en humanos. Aunque lo que habría ayudado enormemente habría sido no consumir ni comercializar especies salvajes y exóticas como el pangolín. De esta pandemia podemos aprender y tomar nota, porque de poco sirve decidir quién tiene la culpa.
Con esto último, espero que, en los próximos años, la población se dé cuenta del gran valor que poseen las comunidades con una biodiversidad elevada. Una pérdida de esta diversidad biológica puede conllevar colapsos de ecosistemas enteros en los que nos vemos involucrados.
Así que por nosotros, sólo os voy a pedir una última cosa… sed egoístas y proteged la biodiversidad 😉